Cosas malas de la publicidad: manipula, engaña, seduce, convence y en el fondo nos hace participes de una sociedad absurdamente consumista. Vamos, reduce la sociedad humana a su esencia y la evidencia ante sí misma. Desde un punto de vista sociológico, antropológico y hasta psicológico debe de resultar fascinante observar como intentamos cada día convencernos que somos unos seres superiores, pero que en el fondo regimos unos impulsos e instintos primarios.
Parafraseando al Agente Smith, en Matrix, “Todos los mamíferos de este planeta desarrollan instintivamente un lógico equilibrio con el hábitat natural que les rodea. Pero los humanos no lo hacen. Se trasladan a una zona y se multiplican y siguen multiplicándose hasta que todos los recursos naturales se agotan. Así que el único modo de sobrevivir es extendiéndose hasta otra zona. Existe otro organismo en este planeta que sigue el mismo patrón ¿Sabe cuál es? Un virus. Los humanos sois una enfermedad, sois el cáncer de este planeta, sois una plaga.” (http://es.scribd.com/doc/2189690/MATRIX-Dialogos-frases-curiosidades)
No es que Matrix esté en el Top 10 de mis películas favoritas (aprovecho para volver a revindicar Dark City de Alex Proyas como obra maestra que es), pero esta declaración me parece más que adecuada para definir la humanidad en general, y la publicidad en particular, como artilugio artificial que es. En treinta segundos somos capaces de exponernos, exhibirnos y manifestarnos como realmente somos: falsos, ignorantes, prefabricados, edulcorados y comercializados.
Recuerdo las palabras de F. Tropea, cuando describió la fase del virus como la cuarta (y ultimativa fase) «de la relación comunicativa de la humanidad». No sólo vivimos como un virus, también nos comunicamos de forma viral, nos multiplicamos a su velocidad, y de aquí muy poco nos extinguiremos como tal.
Cosas buenas de la (buena) publicidad: conseguir narrar una historia en menos de un minuto (por norma general), resumiendo un cúmulo de sensaciones y sentimientos, lograr emocionarnos y cautivarnos y hasta hacernos empatizar en tan poco tiempo con una idea/personaje/marca/producto. Todo un logro sólo conseguido por unos pocos.
Por supuesto, la definición de lo que es «buena» publicidad es relativa. Cada persona se identifica con unos códigos y subcódigos muy subjetivos, nos emocionan cosas distintas, o las mismas cosas nos impactan de manera diferente, a pesar de existir patrones humanos universales (citando a F. Tropea, doy como ejemplo las seis expresiones faciales universales descritos por Darwin: la sonrisa, la tristeza, la sorpresa, la ira, el miedo, el rechazo).
Ejemplo de buena publicidad para mí es la nueva campaña de Air France, L´Envol, que definiría como una declaración de amor hacia lo sencillo y sublime, hacia lo terrenal y lo celestial, hacia lo inquieto y lo estático. Resumido en una palabra, la danza. Vale, lo reconozco, peco de una predilección hacia el movimiento (en general) y la danza (en particular), pero quién podrá negar que estamos ante una diminuta obra de arte disfrazada como publicidad.
Con estas líneas quiero rendir homenaje a las personas detrás de esta maravilla.
Angelin Preljocaj es el director del anuncio. Con una sólida formación de clásico y contemporáneo a manos de Merce Cunningham, Viola Farber y Quentin Rouillier, es un coreógrafo y bailarín con una amplía trayectoria profesional. Preljocaj tiene su propia compañía, el Ballet Preljocaj, establecido en Francia. Con más de treinta trabajos estrenados en su curriculum, sus piezas se integran en agrupaciones internacionales de relevancia, como el Ballet de la Ópera de París y el New York City Ballet. L´Envol no es su primera incursión en el mundo audiovisual, en 2003 dirigió la película Annonciation. La coreografía de L´Envol esta inspirada en Le Ballet, una pieza que creó en 1995.
La bailarina Virginie Caussin, de origen belga, forma parte de Ballet Preljocaj desde 2006. Su formación de danza comenzó en la escuela dirigida por Graziella Gillebertus, antigua bailarina del «Ballet du XXème siècle». Con la compañía «In Principaë Ballet» tuvo la oportunidad de actuar sobre numerosos escenarios en Bélgica y en el extranjero, hasta que en 2005 siguió su formación en la Academia Internacional de Danza en Paris. En 2006 participó en el espectáculo del Béjart Ballet Lausanne, L’amour, la danse et Zarathoustra, le chant de la danse.
El bailarín Benjamin Millepied puede resultar más conocido para los amantes de la danza, ya que es el responsable de las coreografías de la película de Darren Aronofsky, El Cisne Negro, donde también interpretó un pequeño papel. Como chismorreo añadiría que es la actual pareja sentimental de la actriz Natalie Portman, a quién conoció durante el rodaje de la película. Es la imagen de la nueva campaña publicitaria de Yves Saint Laurent, para el perfume L’Homme Libre (anuncio dirigido por cierto por González-Iñarritu). Millepied es la estrella de la New York City Ballet, con numerosos premios importantes otorgados durante su trayectoria profesional. Entre sus últimos proyectos figuran el LA Dance Project junto con el Centro de Música de Los Ángeles y varios cortometrajes de danza que ha dirigido.
Stéphane Fontaine es el responsable de la imagen del anuncio. El director de fotografía tiene en su curriculum dos premios César, por De battre mon coeur s’est arrêté (De latir mi corazón se ha parado, 2005) y Un prophète (Un profeta, 2009), ambas películas dirigidas por Jacques Audiard.
janoslorand.wordpress.com 